Pronto, cada uno de nosotros tendrá su propia historia que contar sobre un hospital que cerró o un ser querido que falleció, se enfermó, pasó hambre o se vio obligado a vivir en la calle para que Trump pueda dar más regalos a sus amigos multimillonarios.
Cuando Hakeem Jeffries, el líder demócrata en el Congreso, tomó la palabra antes de que los republicanos votaran para aprobar profundos recortes a la atención médica, la alimentación, la vivienda y la educación, le tomó nueve horas leer las historias que había recibido de gente como tu y yo quienes sentirán profundamente el mal que estos recortes causarán.
Pronto habrá más historias de daño que contar, tras la promulgación de estos recortes por parte del presidente Trump. Su crueldad nos impactará a todos. Cada uno de nosotros tendrá su propia historia que contar sobre un hospital que cerró o un ser querido que falleció, se enfermó, pasó hambre o se vio obligado a vivir en la calle para que Trump pueda dar más regalos a sus amigos multimillonarios.
El presupuesto republicano recorta 1,02 millones de millones de dólares de Medicaid, el programa de salud para niños y familias de bajos recursos. También recorta 490.000 millones de dólares de Medicare, que protege a los ancianos. Se estima que 19 millones de estadounidenses perderán su cobertura médica, mientras que muchos hospitales en zonas rurales cerrarán.
Los más de 42 millones para quienes ya es casi imposible alimentar a sus familias en esta economía recibirán $186 mil millones menos en asistencia alimentaria. El presupuesto también recortará el apoyo federal a los programas de vivienda en un 53%, en un momento en que una cifra récord de personas viven en las calles. Aún más de 9 millones más podrían quedarse sin hogar debido a estos recortes, con otras obligadas a vivir en la calle con el cierre de las residencias de ancianos.
¿Qué tienen en común estos recortes? Su crueldad. ¿Y quiénes se benefician? Los ultra-ricos, a quienes se les devolverán más de un millón de millones de dólares en exenciones fiscales permanentes. De hecho, el 10% más rico del país recibe el 80% de los beneficios, mientras que los trabajadores pobres y de clase media pierden dinero.
Una y otra vez los republicanos nos repiten que quieren ser responsables con nuestro dinero, pero su presupuesto hace lo contrario. Aumenta nuestra deuda nacional en billones y, en lugar de impulsarla, ahoga nuestra economía. Más de un millón de empleos desaparecerán, y los estados se verán obligados a pagar cualquier ahorro que el gobierno federal declare. Así que todos pagaremos más, recibiremos menos y nos endeudamos aún más.
Los legisladores republicanos que votaron a favor de este paquete no están siendo honestos. Ellos bien saben que devolver impuestos a los multimillonarios no les aportará nuevos amigos entre la gente trabajadora, y que programas como Medicaid y Medicare salvan vidas. Por eso, han logrado retrasar algunos de los peores efectos de sus recortes, como los que hacen al programa de Medicare, hasta después de las elecciones de 2026, e incluyeron algunas medidas temporales, como la eliminación de los impuestos sobre las propinas, para distraernos. Pero no se equivoquen: cualquier beneficio para los trabajadores expirará, mientras que las recompensas para los ricos se volverán permanentes.
El plan del Partido Republicano es suavizar el golpe y distraernos del enorme daño que nos espera a todos. Mientras tanto, se benefician a costa nuestra, mediante la mayor transferencia de riqueza de los trabajadores a los ricos en la historia de Estados Unidos.
¿Y ahora que hacemos? Nos organizamos. En los meses previos a la votación sobre el presupuesto, organizamos asambleas públicas por todo el país y reunimos a cientos de personas de estados como Maine, Carolina del Norte y Colorado para venir al Capitolio para compartir sus historias directamente con los legisladores. Algunos escucharon, y otros cambiaron su voto al enfrentarse a la contundente e innegable evidencia de cómo estos recortes perjudicarán profundamente a sus electores.
Aún no hemos terminado, y esta lucha está lejos de terminar. En julio, cuando los comités del Congreso comiencen a decidir cómo implementar estos recortes, estaremos presentes. Cuando los representantes regresen a sus distritos de origen, también estaremos presentes, hasta las elecciones intermedias de noviembre de 2026 y más allá. Les exigimos cuentas y no permitiremos que nadie lo olvide.
Nuestro movimiento por la justicia social se ha unido de maneras nuevas y sin precedentes para afrontar este momento de crisis moral. People’s Action se ha unido a más de veinte organizaciones nacionales, entre ellas Democracia Popular, Fe en Acción, Gamaliel, Alianza por el Derecho a la Ciudad y la Alianza por el Poder Justo, en un Avivamiento de Base que consolidará a todos nuestros miembros y organizaciones comunitarias de base en una estrategia compartida basada en las técnicas más efectivas de organización comunitaria. Juntas, nuestras organizaciones representan a decenas de millones de estadounidenses y a miles de grupos comunitarios en barrios, ciudades y pueblos de todos los estados.
El 30 de julio, muchas de estas organizaciones se unirán a People’s Action para una conversación franca sobre el presupuesto y lo que podemos hacer juntos para afrontar este momento. Espero que nos acompañen en esta importante conversación y nos acompañen en el camino que tenemos por delante.
Estamos llamados a dar un paso al frente en este momento de crisis en nuestro país. Estamos llamados a protegernos mutuamente y a actuar unidos con la valentía que solo el amor nos da. Únase a nosotros.