El otro día cuando salí al supermercado con una amiga, notamos como los precios son cada vez más altos. Le pregunté si sabía cuánto ganan los ejecutivos de esas mismas tiendas.
¿Sabes tú - le pregunté - que el ejecutivo de Kroger, Rodney McMullen, gana más de 19 millones de dólares al año? Y que Walmart paga más de $25 millones al año a su jefe, Doug McMillon? ¿O que Jeff Bezos, el dueño de Whole Foods, gana $8 millones cada hora?
Se quedó con la boca abierta. ¿Cómo es posible, me preguntó, que mientras nosotras pagamos más, estos señores viven como reyes?
En los Estados Unidos, le dije, las grandes empresas y los ultra ricos pagan mucho menos que nosotros en impuestos. En muchos casos, no pagan ni un centavo. Y para echarle sal a la herida, ciertas empresas reciben miles de millones de dólares en subsidios del gobierno.
Es decir que al mismo tiempo que nosotros pagamos nuestra parte cada mes en impuestos, estos señores no sólo eviten contribuir al bien público, sino que nosotros pagamos para su confort con nuestro trabajo.
Walmart, por ejemplo, recibió más de $4 mil millones en subsidios en los últimos 7 años. Los dos bancos más grandes del país, Bank of America y J.P. Morgan Chase, recibieron más de $40 mil millones de subsidios. Y no olvidemos que el ex-presidente Trump, cuando era presidente, recortó los impuestos para grandes empresas en más de 3 millones de billones de dólares.
Y ahora si vuelva a la presidencia, con su #Proyecto2025 Trump quiere hacer permanentes estos regalos para los más ricos del país, subsidiando cada vez más su estilo de vida con nuestro trabajo.
Bajo el Proyecto 2025, Trump y estos ultra ricos idearon la manera en la que podían consolidar aún más su riqueza. A través de este proyecto, que es su lista de deseos para el nuevo presidente, vieron la forma de garantizar que sus recortes de impuestos no solo se volverán permanentes, sino que también los ampliarán, asegurándose que sus riquezas aumenten a costa del bienestar de los trabajadores.
Para colmo, Trump permitirá que las grandes compañías reduzcan el pago de horas extras. Si quitamos las protecciones que existen para los trabajadores bajo el presidente Biden y la vicepresidenta Harris, pronto veremos como los jefes nos harán trabajar horas extras por días y días, dejándonos sin descanso y sin pago extra alguno.
Esto no solo enriquecerá a los más ricos, también socavará la capacidad de los trabajadores para mantener a sus familias y construir un futuro digno.
El Proyecto 2025 tiene como objetivo debilitar reglas fundamentales que previenen el trabajo infantil y la discriminación en el lugar de trabajo. Estas protecciones, que han sido el logro de décadas de lucha por movimientos sociales y sindicatos, están en riesgo de ser desmanteladas, dejando a la gente trabajadora expuesta a abusos y condiciones laborales injustas.
Otro aspecto alarmante del Proyecto 2025 es su propuesta de recortar los beneficios del Seguro Social, aumentando la edad de jubilación. Esto obligará a más personas a trabajar por años sin el respaldo adecuado para disfrutar de una jubilación digna.
La administración Biden, en cambio, ha tomado pasos importantes para combatir el poder de las grandes empresas sobre nuestras vidas. Biden ha impulsado acciones legales contra compañías inmensas como Apple, Google, Amazon y Meta, que actúan como monopolios.
¿Y qué pasa con los supermercados? Biden y Harris han logrado bloquear, hasta ahora, la compra de la cadena Albertson’s por Kroger, que nos quitará las opciones de compra, y al fortalecer su monopolio en muchas ciudades, les dará paso libre para cobrarnos precios aún más elevados.
¿Cual es la solución? Votar para una política pública basada en lo que la toda la gente necesita, no pasos atrás que beneficien solamente a las empresas— como las propuestas por Trump y sus aliados.
Entonces cuando votemos en noviembre, que es la responsabilidad de todos los que lo puedan hacer, recordemos que el futuro equitativo que queremos para nosotros, para nuestras familias y para nuestras comunidades, sólo puede construirse con justicia, y no con la explotación de los trabajadores.
Con nuestros votos, somos nosotros los que tenemos el poder para decidir. Todos nosotros, sea cual sea nuestra raza, nuestro origen, adonde vivimos o en que trabajamos, merecemos vivir con dignidad y tranquilidad. Alcemos nuestras voces para priorizar a nuestras comunidades por encima de las ganancias de las grandes empresas.