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Mi corazón ha estado quebrantado en las últimas semanas. Desde los asesinatos racistas en Buffalo hacia lo que parece el fin inminente de la libertad reproductiva en tantos estados del país, hasta hace unos días, con la terrible matanza de 19 niños con sus maestros en Uvalde, Texas.

Hay una enfermedad profunda que atraviesa nuestro país: la enfermedad del racismo, el odio y la violencia. Y me duele profundamente estar pasando por estos momentos. 

Me duele, como latina, ver este tipo de racismo crudo y a plena vista. Me duele, como persona de fe, ver cómo se utiliza el lenguaje de Fe para alimentar el nacionalismo blanco, tal como motivó al joven tirador en Buffalo. Me duele, como organizadora comunitaria, ver cuán profundas son las divisiones entre nosotros, sabiendo que estas divisiones han sido provocadas deliberadamente por unos pocos multimillonarios para mantener el poder. Me duele, como ser humano y madre, ver cuántas personas están sufriendo en este momento.

Lo que me da esperanza es una profunda convicción de que este no es el futuro que la mayoría de gente quiere. La gran mayoría de la gente en este país quiere el control de armas. Quieren la libertad fundamental de elegir. Quieren desentrañar la larga historia del racismo.

La gran mayoría de las personas, cuando se les da la oportunidad, quieren unirse. Esto lo sé por experiencia - que cuando nos unimos, creamos oportunidades para cambiar nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestra nación. Es nuestra tarea como organizadores: abrir puertas, para que las personas en una lucha digna, puedan unirse para construir otro destino. Esta es una obra que no solo transformará el país pero también nos transforma como seres humanos.

Yo misma fui profundamente transformada hace 23 años cuando alguien me habló acerca de lo podríamos hacer si nos unimos! Tuve la oportunidad de recordar esto hace unos días, cuando Laura Dungan, mi primera mentora en Sunflower Community Action, pasó por mi casa en Wichita. Dado que ahora paso mucho de mi tiempo viajando por el país para visitar los grupos de miembros de People's Action, es a veces raro poder compartir estos momentos.  Me encantó verla y recordar esta trayectoria.

Hablamos sobre todo lo que ha sucedido en Kansas y la nación desde ese día, hace 23 años, cuando ella tocó mi puerta por primera vez. En ese momento, yo era una joven madre de tres hijas, inmersa en mi comunidad e iglesia local. También era una cristiana conservadora, en busca de algo diferente - y agradecí la oportunidad que me ofreció Laura de hablar con familias como la mía sobre los temas que nos afectaban en Kansas.

Laura no me rechazó, ni a mi punto de vista. En mí, vio a alguien con el potencial para liderar nuestra comunidad, y sabía que podría superar cualquier contradicción que se interpusiera en mi camino. Esta confianza me llevó a organizar mi comunidad en Kansas y en todo el país.

Con Sunflower, lideré una lucha para derrotar una campaña racista en Kansas en torno a la falsa idea de que los inmigrantes indocumentados votaban de manera fraudulenta (enlace). El verdadero propósito de esa campaña era lograr que los trabajadores blancos de Kansas temieran a sus nuevos vecinos, para que luego votaran en contra de sus propios intereses como trabajadores.

Nos levantamos,  montamos una campaña y ganamos.  Nos unimos entre diferentes razas y credos, y con nuestros vecinos y demostrando que la suma de nuestras esperanzas es más grande que nuestros miedos y diferencias.

La enfermedad del racismo está mostrando su lado más feo en este momento, porque sabe que viene algo poderoso. La gente se está uniendo, y el control que tiene el odio sobre nuestro país terminará. Pero el odio no se irá fácilmente: encajara sus uñas hasta los últimos momentos y la transición será  difícil. 

Nuestro trabajo como organizadores es enfrentarnos a esta enfermedad sin miedos para salir unidos, con una visión de nuevas posibilidades de lo que podemos llegar a ser si nos unimos.  Para que podamos sanar, juntos y como país.

fundamentalmente, ser organizadora significa conectarse con personas y sus experiencias. En People's Action, hemos desarrollado una metodología de relaciones profundas que nos permite crear conversaciones impactantes en escalas mayores, y en todo el país: por teléfono y en persona, durante y fuera de las elecciones, tanto en áreas rurales como en las ciudades. Hemos logrado hablar con gente muy diversa acerca de temas que otros usan para dividirnos: la inmigración, el cambio climático, la expansión del electorado y la seguridad pública.

La clave de nuestro éxito es que, en esencia, ofrecemos lo mismo que me ofreció Laura ese día, hace veintitrés años. Alguien que era muy diferente a mí se interesó lo suficiente como para llegar a mi puerta, hablar conmigo y escuchar. Y cuando nos conocimos, nos conectamos con algo más grande que nuestras diferencias.

En People's Action, estamos amplificando este tipo de trabajo transformador a través de nuestro Avivamiento de Base. Para nosotros, significa fortalecer nuestra capacidad de organización colectiva para que podamos enfrentar este momento doloroso con toda la fuerza y ​​​​el poder que podamos reunir. Estamos capacitando a miles de organizadores y a personas para que hablen con otros de esta manera, para expandir nuestro compromiso con la gente común. Estamos escuchando, empezando por donde estamos, pero no uniendo fuerzas para juntos llegar a donde queremos llegar, como país y como comunidad.

Juntos, podemos crear una sociedad y un país en donde nadie tenga miedo - ni de ir al supermercado, a la iglesia o a la escuela. Ni miedo de cualquiera que parezca diferente a nosotros. Nuestra meta es que cuando nos miremos, veamos posibilidades de conexión y transformación para nosotros mismos y para el país entero.

Nuestro objetivo es hablar con miles de personas durante el próximo año. ¿Te sumas?

 

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